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BANCO CENTRAL DEL ECUADOR 

RAMIRO PEREZ

ANALIZADO POR: GISSELH MOLINA

ANÁLISIS GRÁFICO

BANCO CENTRAL DEL ECUADOR 1963

​TRANSICIÓN HACIA EL MOVIMIENTO MODERNO

Por Gisselh Molina

El Banco Central del Ecuador emplazado en las cercanías del parque la Alameda entre la Avenida 10 de Agosto y General Briceño inicialmente estuvo a cargo de la firma norteamericana Bank Building Corporation. Dicha compañía fue la responsable de realizar el anteproyecto del edificio. Posteriormente el arquitecto ecuatoriano Ramiro Pérez Martínez, luego de su retorno tras culminar sus estudios de posgrado en la ciudad de México, se encarga del rediseño y replanteo de la obra arquitectónica, dando inicio a su construcción en el año 1963. 

La propuesta se planteó en las afueras del Centro Histórico de Quito. En este punto, los detalles renacentistas y barrocos comenzaron a verse ensombrecidos por la pureza del movimiento moderno. El borde forma un anillo, que contiene la historia colonial y única de la ciudad. En este contexto, la propuesta arquitectónica de Ramiro Pérez buscó romper el estado mixto de transición de la era arquitectónica en la que se ubica, mediante la propuesta de un volumen suave donde el juego de formas geométricas definidas marca una nueva etapa en el escenario de la arquitectura ecuatoriana.

 

A nivel contexto el edificio del Banco Central es un modelo de arquitectura moderna desarrollado en el centro de la ciudad. Su emplazamiento responde a la topografía del sitio, condición que se soluciona creando tres plataformas. 

De acuerdo al desnivel existente en el sitio el diseño se combina con el terreno, y se implanta un conjunto de volúmenes alargados, estos se disponen a distintas profundidades, y finalmente adoptan el método moderno de torre plataforma. 

La propuesta de diseño se originó sobre un gran basamento proyectado a triple altura fijando su fachada principal hacia la Avenida 10 de Agosto, tras generar un generoso retranqueo hacia la plaza que conecta la avenida principal con el proyecto, se eleva el volumen principal al cual se adiciona una pieza central y esbelta que conecta la base y la torre desde el primer piso. 

La composición formal de esta obra se relaciona directamente con sus usos y zonificación interna, donde los tres niveles que ocupa el basamento son destinados a las actividades de orden público y semipúblico, la torre acoge las labores administrativas netamente privadas, y el bloque lateral que conecta los volúmenes ya mencionados contiene el núcleo de circulación vertical utilizado por todo el edificio.  

Dentro del programa arquitectónico, el edificio está destinado por completo al uso bancario; empezando por la zona de atención al cliente, la misma que se encuentra ubicada en parte del subsuelo, planta baja y mezanine, seguido por la tercera planta que cuenta con un área de oficinas semipúblicas anexas a la gerencia y finalmente en los pisos superiores la función administrativa de acceso restringido. El programa se complementa con una extensa zona de parqueo para clientes, que fue planificada sobre el costado noreste del terreno.  

La planta baja del edificio denota el orden y la rigurosidad en su diseño; columnas de hormigón armado forman parte de su estructura, las mismas que se encuentran dispuestas a modo de cuadricula dentro de la cual se desarrolla el proyecto con gran flexibilidad.  

A nivel espacial la planta se origina mediante una plaza paralela a la Avenida 10 de Agosto, que se integra con el espacio público y en la cual se antepone un gran atrio semicubierto generando una zona de tertulia que revela la presencia del ingreso principal al edificio a través de una escalinata de piedra.  

Simbólicamente el edificio denota su presencia debido a su magnitud dentro de un contexto caracterizado por sus edificios de poca altura en los años 1960. Sin embargo, la existencia del parque La Alameda y la decisión arquitectónica hicieron posible que la obra se insertara coherentemente en el entorno. En cuanto a la estructura del tramo principal en la Avenida 10 de Agosto, el proyecto complementa las modernas obras desarrolladas a lo largo del eje de la vía en la década de 1950.La solución volumétrica que brinda la torre plataforma al conectar con el entorno a través de un juego de volúmenes emplazados dentro de espacios intermedios y amplios jardines.  

Entre los aspectos particulares mediante los cuales la obra se relaciona con el entorno, resalta la proporción de cada uno de sus bloques, en donde la torre retranqueada, cuya altura aproximadamente duplica a la del basamento, permite que el conjunto equilibre su monumentalidad y verticalidad frente al contexto.  

La planificación de áreas exteriores y jardines por otro lado constituyen un gran aporte tanto para el proyecto como para la ciudad. El arquitecto aprovechó las condiciones originales del sitio para diseñar extensas áreas a cielo abierto y conformar elementos urbanos que complementen la periferia de la edificación. 

Respecto al terreno que actualmente ocupa el Banco Central del Ecuador (incluyendo la Plaza y el Parque La Tolita además de las edificaciones), el sacerdote veneciano Juan Domingo Coleti señaló en su obra descriptiva de 1763 que había existido una casa en la esquina suroeste, donde actualmente se encuentra parte del parque lo que significa que habría sido la única de la calle. 

Sin embargo, por razones desconocidas, en el plano de la ciudad elaborado por Gualberto Pérez en 1888, las casas descritas por Coleti ya no aparecen. Posteriormente y después de una amplia brecha de tiempo en la que no existieron datos de los predios, estos se unificaron de alguna manera y fueron adquiridos por el Estado a mediados de la década de 1950 con visión de emplazar allí un edificio público, como se había sugerido en el Master Plan trazado para la ciudad moderna por el arquitecto uruguayo Jones Odriozola entre 1940 y 1945. (López 2017) 

En mi opinión el edificio del Banco Central del Ecuador representa un gran ejemplo de la arquitectura racionalista en el país. Forma parte de la tipología funcionalista conocida como torre-plataforma, tendencia que estuvo en auge en casi todo el mundo a mediados del siglo XX, es una obra que conforma una arquitectura relacionada directamente con la ciudad debido a su articulación con el entorno. Funcionalmente logra adaptarse dentro de los estándares que definen la transición al movimiento moderno, con sus características distintivas de volúmenes a través de llenos y vacíos que a su vez se integran con grandes ventanales de muro cortina. Por todo ello esta institución bancaria llegó a convertirse en uno de los hitos más importante para la ciudad de Quito ya que es un edificio que representa el testimonio del manejo del legado de la arquitectura moderna dentro de la capital. 

Finalmente cabe destacar el aporte del arquitecto Ramiro Pérez mediante esta obra, ya que nos permite evidenciar la posibilidad de emplazar arquitectura moderna incluso en un contexto histórico inmediato como lo es el Centro Histórico de Quito, sin la necesidad de ser invasivo y entendiendo de manera formal a la ciudad y sus componentes preexistentes.  

Bibliografía

Bibliotecas virtuales: 

  • Archivos del Instituto Metropolitano de Patrimonio de Quito. 

  • biblioteca del Museo de Arquitectura del Ecuador (MAE). 

Textos: 

  • Arquitectura Moderna de Quito, 1954-1960 

  • Guía arquitectónica de Quito-Trama ediciones 

  • La Arquitectura del siglo XX en Quito  

Páginas web: 

 

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